San Valentín se acerca y es inevitable que el romanticismo nos invada por los cuatro costados. Es por ello por lo que en fechas tan señaladas no podemos pasar por alto la historia de Annicke, la fragancia más romántica de Eight & Bob.
Fue creada en los años 30 por el parisino Albert Fouquet tras conocer a Annicke, la que sería el amor de su vida, en la elitista estación de ski de Megève.
En cuanto la vio, Fouquet supo que la historia no acabaría en la nieve de los Alpes franceses y utilizó su talento para crear perfumes que la conquistaran (Decidme… ¿cómo no enamorarse así?).
Hasta entonces, el prodigioso francés había creado diferentes fragancias para su uso personal pero al conocer a Annicke encontró la dosis de motivación extra que necesitaba para ir más allá en sus creaciones.
Tres fragancias para Annicke
Utilizando siempre ingredientes naturales, su primer perfume para Annicke fue una sutil fragancia creada a base de lirio, jazmín y White Musk.
La segunda fue una expresión floral en honor a su elegancia y fue creada con acordes inesperados de ylang ylang (considerada como “flor de las flores” por su olor dulce y sensual y su faceta afrodisíaca) e inmortelle.
Para la tercera se apoyó en las flores blancas, entre las que se destacaban la gardenia y el jazmín, y así quiso subrayar la femineidad de su adorada Annicke.
Aquella bonita historia de amor en forma de aroma no podía caer en el olvido y es por ello por lo que Eight & Bob rescata ahora aquella colección privada de perfumes de Fouquet para llenar nuestra vida de sensualidad y romanticismo. ¿A qué os apetece probarlas?
Eight & Bob y Kennedy
Llegados a este punto seguro que os estáis preguntando: ¿Cómo se ha conocido esta bonita historia y sobre todo cómo se han rescatado los aromas ideados por Fouquet?
Para explicarlo hay que remontarse hasta 1937 y señalar a una figura clave: John F.Kennedy.
El que fuera presidente norteamericano se encaprichó del aroma de Fouquet mientras veraneaba en la Costa Azul y consiguió que éste le regalara un ejemplar con la siguiente nota:
En este frasco encontrarás la dosis de glamour francés que le falta a tu simpatía americana«
Aquella frase fue el inicio de otra bonita historia puesto que Kennedy popularizó la fragancia entre sus amistades y acabó pidiendo a Fouquet que le enviara más productos para repartirlos entre su círculo más cercano. Kennedy le pidió 8 ejemplares y «si su producción lo permite, otro más para Bob» (al presidente le llamaban Bobby de manera cariñosa).
Aquel último chascarrillo propició que Fouquet enviara las fragancias con el nombre que hoy da nombre a la marca: «Eight & Bob».
El envío fue el inicio de un aluvión de peticiones de personalidades como Cary Grant o James Stewart y el inicio del éxito de la creación de Fouquet, que desgraciadamente fallecía en un accidente de automóvil en 1939.
Sus obras fueron salvaguardadas por su mayordomo Philippe, su fiel compañero de viaje, y décadas más tarde y gracias a la familia de éste se ha logrado rescatar la fórmula original para que la elegancia de Fouquet no caiga en el olvido.
Naturalidad y solidaridad
A este bonito telón de fondo cabe sumar que los aromas están creados a base de ingredientes naturales y que Eight & Bob acostumbra a ser noticia hoy en día por sus acciones solidarias.
Recientemente os explicamos que la marca había destinado parte de los beneficios obtenidos por «The Original» a la Fundación de John F.Kennedy, que lucha contra las desigualdades sociales con la misma fuerza que en su día lo hiciera el presidente.
Tiene que ser una maravilla.
Lo es ¡y muy práctico!