En el Día Internacional de la Educación, reivindicamos que la educación es un pilar fundamental para un mundo en paz y para lograr salir de la pobreza, evitando condenar a un futuro sin esperanza a millones de menores. Una de las líneas de actuación de Manos Unidas es la sensibilización de la población española, intentando conseguir con ello una reflexión sobre nuestros estilos de vida, los cuales influyen en la vida de las comunidades del Sur. Desde Manos Unidas, estamos convencidos de que no es posible construir un mundo diferente con gente indiferente.
La educación como cimiento de un futuro justo y sostenible
Construir una casa es un proceso que lleva tiempo. Requiere hacer una buena cimentación, tener un proyecto y los materiales y personas adecuadas para hacerlo. Hay que ir colocando ladrillos que permitan crear un edificio robusto.
La educación también es un proceso que lleva tiempo. Requiere empezar desde muy pronto, aprendiendo lo esencial: las letras. Una letra necesita que otras se unan a ella para formar algo que tenga sentido y, a través de las palabras, se transmiten las ideas, el conocimiento y la experiencia de las personas.
Una realidad ignorada: la educación como semilla del cambio
Educar para el desarrollo es mostrar la pobreza y la injusticia en la que viven muchas personas en el mundo, tanto a aquellos que quieren cambiar el mundo como los que prefiere hacer ver que nada está sucediendo. Esto empieza por informar, sensibilizar y concienciar acerca de estas realidades, pero hay que ir más allá.
Desgraciadamente, y es algo que llevamos denunciando desde nuestro nacimiento hace casi 65 años, la pobreza y el hambre son realidades cotidianas para muchas personas. Pero la tarea de construir un mundo mejor debe concernir a todos: desde organismos públicos, privados, personas individuales y todas las ONG.
A menudo hay una respuesta rápida, que es colaborar económicamente. Financiando a las ONG con dinero, podemos contribuir a su labor. Ésta, es una respuesta correcta y necesaria, pero no es la única. Hay que educar a las personas para que contribuyan, apoyen y se unan en esa construcción de un mundo más equitativo. Porque todas las personas que vivimos en una sociedad formamos parte de un mundo globalizado e interrelacionado. Cada cosa que compramos tiene consecuencias, ambientales y laborales, y eso tiene implicaciones en la vida de muchas personas.
Hacer que las personas seamos conscientes de nuestra manera de comprar, de la energía que utilizamos, de cómo empleamos los recursos naturales, pero también, de cómo respondemos ante las necesidades de las personas y ante los desafíos que nuestra sociedad y el mundo nos transmiten, en forma de emigraciones, guerras, injusticias…
La paciencia y la persistencia, claves en la concienciación
La labor educativa de Manos Unidas se dirige a toda la población española, en todos los rangos de edad. Para ello, se preparan y distribuyen decenas de materiales didácticos, tanto físicos como digitales. También se promueve la participación en actos, eventos y campañas dirigidas a las instituciones públicas.
Que la gente abra los ojos a la realidad del mundo es un proceso que lleva tiempo. Requiere tener un proyecto, crear los cimientos adecuados en la sociedad y formar a las personas a lo largo de los años. Las personas somos como los ladrillos o las letras, solas no tenemos tanta fuerza para actuar, pero unidas, podemos ser capaces de hacer grandes cosas, entre otras, construir un mundo más justo y equitativo, y una casa común más acogedora en la que todas las personas podamos vivir con dignidad.
Artículo de Manos Unidas. Campaña contra el hambre
Por si te lo perdiste: Camino a las escuela