Laboratorios Arkopharma y las abejas son un binomio que funciona. Por algo algunos de sus productos estrella son la jalea real y el própolis. Por eso la firma ha ayudado a proteger cerca de 100 millones de abejas y 140 m2 alrededor de las colmenas, territorio donde se encuentra el alimento para estos insectos. Así se refleja en la Memoria de Responsabilidad corporativa que estos laboratorios han presentado. Aquí se publica la concesión a Arkopharma del primer sello de apicultura responsable, concedido por la organización independiente ECOCERT. Este sello certifica la aplicación de los requisitos que complementan la norma internacional de la jalea real y la norma de Agricultura Ecológica. Quizá te preguntes qué implica esta catalogación. Pues nada más y nada menos que un control estricto de la ausencia de pesticidas y antibióticos, además de una selección de apicultores con buenas prácticas de cría. Por último, también certifica el seguimiento permanente de las abejas, con alarmas y tasas correctivas si la mortalidad supera el 10%.
Preservando el mediombiente
Y es que Arkopharma y las abejas se complementan mutuamente. Por eso la compañía contribuye a la preservación del medioambiente frenando la desaparición de las abejas. Un problema que se debe a la deforestación masiva, la ausencia de flores y el uso de pesticidas y fertilizantes tóxicos no controlados. Ellos consideran su apuesta por la agricultura ecológica como “la mejor manera de proteger el medio ambiente, recuperar el suelo, promover la biodiversidad y salvaguardar la salud de la población”. Por eso Arkopharma ha aumentado aún más sus referencias BIO el pasado año. Actualmente el 70% de las compras realizadas fueron BIO, el 77% de las referencias Arkocápsulas son BIO y el 80% de los proveedores con los que trabajaron tienen esta certificación.
… Y también reduciendo residuos
Además de su apuesta por la agricultura ecológica y la biodiversidad, Arkopharma se reafirma también en la gestión controlada de residuos. El volumen anual de bio-residuos reciclados se redujo una quinta parte en 2020. Lo que equivale a la emisión de gases de un vehículo de gasolina que recorre 10.500 kilómetros al año. Y, por si fuera poco, al reciclar las bombillas rechazadas por la máquina, consiguió once toneladas de material reciclado en 2020.
