Escuchar al naturalista José Luis Gallego hablar sobre agua es asistir a una clase magistral. «El agua es un recurso mas escaso de lo que pensamos porque, aunque es cierto que compone el 70% del planeta, solo un 1% de ella es agua dulce. Y de ese 1%, el 90% está congelada en los polos, por lo que solo nos queda un 0,25% que, además, estamos contaminando», detalla. El periodista ambiental cree que el saneamiento y el acceso a este recurso es uno de los retos más difíciles a los que nos enfrentamos al hablar de los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU para 2030. Gallego expuso estas reflexiones durante la presentación del proyecto WATERCARE de Cantabria Labs, parte de su Manifiesto Celebrate Life, que recoge sus valores y compromisos.
Aunque «llevamos más de 25 años trabajando por el cuidado del agua en Turkana (Kenia) junto a la Fundación Emalaikat, en los últimos años hemos ampliado nuestra implicación con nuevas medidas», explicó Susana Rodríguez, CEO de la farmacéutica, también presente en el acto. El proyecto WATERCARE es una forma de agrupar todas estas iniciativas -de las más antiguas a las nuevas- para defender que no podemos dejar de trabajar por este recurso natural. «Recordemos que el 70% del planeta Tierra está compuesto de agua, el 60% de las personas también”, afirmó la CEO de Cantabria Labs al presentar este programa, parte esencial del compromiso de la compañía.
El reto del acceso al agua
Más de 2.000 millones de personas no cuentan con servicios de agua potable gestionados de manera segura, según un informe de Unicef y la OMS. Es decir, una de cada tres personas… Las cifras son tan gigantescas que José Luis Gallego lo ilustra con un recuerdo entrañable. «Cuando hace unos años, unos amigos acogieron a unos niños saharauis, los descubrieron en mitad de la noche absortos frente al grifo de la cocina. No dejaban de abrirlo y cerrarlo mientras miraban el caudal del agua con la boca abierta», rememora el periodista, experto en medio ambiente y sostenibilidad.
Kenia es, como los campamentos de refugiados saharauis del desierto argelino, otra de esas zonas del mundo donde el agua corriente es un sueño. Cantabria Labs lleva desde sus inicios trabajando para que esa quimera esté un poquito más cerca. Para ello, colabora desde hace tres décadas con la Fundación Emalaikat. Junto a ellos han logrado la construcción y mantenimiento de 188 presas y 147 pozos, contribuyendo a acercar agua limpia a más de 41.400 personas del pais keniata. También ha participado en un proyecto de canalización de agua desde Nariokotome hasta un centro preescolar de la región de Kaito, a 6 km, proporcionando acceso directo a agua potable a 100 niños de la zona.
Un laboratorio ejemplar
En 2019 Cantabria Labs inauguró su centro de I+D y producción de La Concha, un enclave dedicado a la innovación y la ciencia que es todo un ejemplo de ecosostenibilidad. Sus instalaciones están emplazadas en una finca de 50.000 m2 en Villaescusa (Cantabria) donde se encuentra un manantial de aguas termales con propiedades mineromedicinales. «Desde ese año, su impresionante caudal de agua, que equivale al llenado de una piscina olímpica cada día, ya no se va a la ría sino que se transforma en un recurso de gran valor», apunta Susana Rodríguez.
El aprovechamiento es posible gracias al Laboratorio del agua que recoge el caudal del manantial y lo utiliza para diferentes fines, tales como el riego de las zonas verdes, el consumo o, una vez purificada, como ingrediente en la producción de sus productos tópicos. Además, como las aguas fluyen a 39ºC, su geotermia se aprovecha para calefactar las instalaciones de la fábrica de forma sostenible y libre de emisiones de CO2.
Tres ejes sostenibles
Bajo el paraguas WATERCARE se recogen hasta seis Objetivos de Desarrollo Sostenible que, a su vez, Cantabria Labs estructura en tres ejes:
- Como principal necesida del ser humano
- Como recurso que debe ser gestionado de forma sostenible
- Como medio y ayuda para la conservación del medio ambiente
En este punto no podemos olvidar las iniciativas que están por venir para reforzar, más si cabe, el compromiso de Cantabria Labs con el cuidado del agua. En primer lugar, la farmacéutica ha firmado un acuerdo con Gravity Wave, cuya misión es transformar el 100% del residuo de plástico recogido de los mares Mediterráneo y Cantábrico en productos y materiales reciclados, como muebles. Un ejemplo de economía circular que, además, repercute de forma positiva en el medio ambiente. Además, en esta línea, la compañía va a trabajar con la Red Hidrográfica del Tajo y con varios ayuntamientos para avanzar en el cuidado de rías y ríos y conservar el ecosistema local.
Y no hay mejor manera de terminar este texto que con otras palabras de José Luis Gallego. «La utilizamos para saciar nuestra sed, obtener alimentos o mantener nuestra higiene. Recurrimos a ella para producir energía, la usamos como medio de transporte y la convertimos en recurso económico. para generar valor y riqueza. Pero más allá de todo eso, el agua es la sangre de la naturaleza». ¿Cómo no vamos a protegerla?