“Es importante usar protección solar todo el año”. Esta frase que, perfectamente, podría haber salido de la boca de alguno de los miembros del equipo de Belleza Solidaria, no es nuestra. Esta afirmación pertenece a una experta en cuidado de la piel, concretamente a Sandra Melgosa, Directora Regional Formación Pierre Fabre (Avène, Klorane, René Furterer o Ducray, entre otras).
Hay que desterrar de nuestro imaginario la arcaica creencia que el protector solar es solo para el verano o para cuando hace sol. De hecho, se trata del error más común. Como defiende Melgosa, “el protector solar debe ser un paso más en nuestra rutina facial diaria”. No hay que pensar en él solo como un protector solar porque lo cierto es que no solo son eso: es un cosmético más con propiedades antioxidantes y acción antiedad. De ahí que se diga que el protector solar es el mejor producto antienvejecimiento que existe, incluso por encima de los retinoides.
Así que, si los expertos insisten una y otra vez que hay que protegerse del sol todo el año, hay que hacerles caso y no como cuestión baladí ni mucho menos. Hay una razón de peso y es que “los rayos UV del sol pueden dañar la piel incluso en días nublados o durante el invierno. La exposición prolongada sin protección puede causar envejecimiento prematuro de la piel, manchas y aumentar el riesgo de cáncer de piel”, explica la Directora Regional Formación Pierre Fabre.
Sí, hablamos de ponernos la fotoprotección cada día en la ciudad, pero también en la playa o en la montaña. ¿El motivo? “La radiación UV puede reflejarse en superficies como el agua, la nieve y la arena, intensificando su efecto”, sostiene Melgosa. Y su importancia radica en que la falta de protección solar diaria puede causar daños a largo plazo, propios del envejecimiento “como arrugas y pérdida de elasticidad, manchas oscuras, cáncer de piel y mayor riesgo de melanoma y otros tipos”, explica la experta.