En el corazón de los Alpes, a 1.400 metros de altitud, rodeada de los paisajes más bellos se encuentra la hacienda Clarins. Más que una parcela montañosa, es la tierra soñada de un grupo y su fundador, Jacques Courtin-Clarins. Desde su creación en 2016, se ha convertido en un paso más en su compromiso con la naturaleza.
Ahora que muchas marcas se suman a la ola sostenible, hay que recordar que algunas, como Clarins, llevan años haciéndolo. Y merece la pena descubrir cómo a través de su hacienda, concebida como la planta de producción perfecta.
En armonía con la naturaleza
La permacultura inspira la forma de trabajo que se sigue allí. Es decir, todo se basa en las características del propio ecosistema. Así, las plantas crecen al ritmo de las estaciones, en armonía con la naturaleza. Los cultivos están en altitud y siguen principios de agricultura biológica. Los suelos no se contaminan… Nada de maquinaria que pueda “traumatizar” la tierra, solo se trabaja con caballos que la respetan. Todo esto ha convertido a la hacienda Clarins en una tierra soñada.
Gracias a estas condiciones, se logra un cultivo óptimo, que se traduce en activos de la mayor calidad. En 2018, se cosecharon 500 kg de plantas frescas con las que se obtuvieron 110 kg de plantas secas para emplear en sus fórmulas cosméticas. «La hacienda nos ofrece la oportunidad de obtener los mejores ingredientes preservando el medio ambiente” , destaca Christian Courtin-Clarins.
Actualmente los ingredientes que proceden de allí son la rosa de los Alpes, la Siempreviva mayor y el complejo de anticontaminación Marrubio Blanco. Presentes en las líneas My Clarins, Clarins Men y los tratamientos de día, respectivamente. ¿El objetivo? Una producción 100% del campo al tarro. Una ambición a largo plazo que rebasa el perímetro de la hacienda y que supone tiempo, paciencia y perseverancia.
Laboratorio y jardín botánico
Además de ser fuente de materias primas naturales, la hacienda Clarins es un privilegiado centro de observación natural. Una parte del terreno, llamado jardín-colección, está dedicada a la experimentación con nuevas plantas. Así, los expertos en fitoquímica del Laboratorio Clarins y Jean-Pierre Nicolas, el etnobotánico de Grupo, analizan especímenes de plantas para obtener nuevas propiedades cosméticas.
Esta tierra soñada tiene igualmente una vocación pedagógica. De este modo, allí conviven una colección inédita de plantas con otras propias de las llanuras, que experimentan la vida en altitud. Cada variedad se referencia y estudia y pasa a enriquecer el herbario Clarins, que cuenta ya con 250 plantas activas.
Todo en línea con una de las máximas de Olivier Courtin-Clarins, el fundador del marca. «El mundo vegetal es una fuente infinita de inspiración».
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